El Rol de la Curiosidad y el Aprendizaje - Felipe Buitrago

Felipe Buitrago

El Rol de la Curiosidad y el Aprendizaje

¿Por qué dejamos de ser curiosos al crecer? De niños, no parábamos de hacer preguntas: “¿Por qué el cielo es azul?”, “¿Por qué el pasto es verde?” o “¿Por qué tengo que comer brócoli?” Pero al llegar a la adultez, parece que la curiosidad se va a dormir la siesta… ¡y no vuelve a despertar! Y la pregunta que me hago es: ¿qué pasaría si nunca dejáramos de ser curiosos?

La curiosidad no es solo esa chispa que te hace explorar nuevos caminos o abrir puertas que antes ni siquiera sabías que existían. Es una herramienta poderosa para el desarrollo personal y profesional. Imagina por un momento que estás en una reunión y alguien menciona un concepto nuevo. ¿Eres de los que piensan: “Ya lo sé todo, no necesito más información”? o, por el contrario, ¿dices: “¡Cuéntame más sobre eso!”?

Ese pequeño gesto de curiosidad puede cambiarlo todo. Porque cuando nos dejamos guiar por la curiosidad, el aprendizaje se convierte en una aventura emocionante. Y eso no solo nos hace más sabios, sino también más adaptables y abiertos al cambio. ¿No es eso lo que necesitamos en un mundo que parece cambiar cada cinco minutos?

Recuerdo una vez, en una charla, un joven se me acercó y me preguntó: “Felipe, ¿cómo haces para saber tanto de tantos temas?” Y mi respuesta fue sencilla: “¡No sé tanto! Simplemente pregunto mucho.” Y es que no se trata de saberlo todo, sino de tener la disposición de aprender de todo. La curiosidad te lleva a lugares inesperados, te abre puertas que ni siquiera sabías que estaban cerradas.

Pero, claro, ser curioso tiene sus desafíos. A veces, tu curiosidad puede ser vista como una distracción. “¿Por qué estás perdiendo tiempo en eso?” te dirán. Pero la verdad es que las personas más innovadoras y exitosas son aquellas que nunca dejan de preguntarse el porqué de las cosas. Son las que siempre están buscando una mejor manera, un nuevo enfoque, una idea revolucionaria.

Y aquí va otro punto interesante: la curiosidad también fomenta la humildad. Porque cuando eres curioso, reconoces que no lo sabes todo, y eso está bien. Admitir que no tienes todas las respuestas no te hace débil, te hace sabio. Porque sabes que siempre hay algo nuevo que aprender, alguien de quien aprender.

¿Cómo podemos, entonces, alimentar nuestra curiosidad y fomentar una cultura de aprendizaje continuo? Primero, dejemos de ver el aprendizaje como una obligación y comencemos a verlo como una oportunidad. Preguntémonos más, exploremos más, leamos más, y sí, incluso equivocarnos más. Porque los errores son una fuente inagotable de aprendizaje, si estamos dispuestos a verlos así.

Segundo, rodeémonos de personas que también sean curiosas, que nos desafíen a pensar de manera diferente y a ver el mundo con nuevos ojos. Porque, al final del día, la curiosidad no solo se trata de descubrir el mundo exterior, sino de descubrirnos a nosotros mismos en el proceso.

Así que la próxima vez que sientas la chispa de la curiosidad, no la ignores. Dale la bienvenida. Pregunta, explora, atrévete. Porque el aprendizaje es el motor que nos mantiene avanzando, y la curiosidad es la gasolina que lo impulsa. Y créeme, una vida curiosa es una vida mucho más rica.

Si estás listo para redescubrir el mundo con ojos nuevos, acompáñame en este viaje de desarrollo personal. Síguenos en redes sociales y descubre cómo juntos podemos seguir aprendiendo, creciendo y, sobre todo, manteniendo viva esa chispa de curiosidad.

AUTOR – CONFERENCISTA DE FELICIDAD, BIENESTAR, CAMBIO Y CULTURA ORGANIZACIONAL, FUNDADOR DE ESCUELA PARA SER FELIZ

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