¡Ah, el arte de hablar en público! Algunos lo temen como si fuera una visita al dentista,
mientras que otros lo abrazan con la misma emoción de un niño en su primer día de
escuela. Personalmente, siempre he visto cada conferencia como una oportunidad para
conectar, inspirar y, por qué no, divertir. Pero no siempre fue así. Hubo un tiempo en que, al
pararme frente a una audiencia, sentía que mi corazón se iba a salir del pecho y que mi voz
temblaba como un flan en plena tormenta.
Déjame contarte una pequeña anécdota. En una de mis primeras charlas, llegué lleno de
energía, con mi presentación de PowerPoint impecable y mi discurso ensayado al
milímetro. Pero a los cinco minutos, vi a alguien revisando su teléfono, a otro mirando por
la ventana y a un tercero cabeceando como si estuviera en un concierto de música clásica…
¡durmiéndose! Fue entonces cuando me di cuenta de que, aunque tenía el contenido, no
tenía la atención. ¿Te ha pasado algo similar?
La verdad es que capturar y mantener la atención del público es un desafío, incluso para los
más experimentados. No basta con conocer el tema; hay que saber cómo presentarlo de una
manera que sea interesante, dinámica y, sobre todo, memorable.
Basándome en mi experiencia y en las conversaciones con colegas, he descubierto algunas
técnicas que realmente funcionan. Y aunque podría darlas en una lista ordenada, creo que
es más interesante compartirlas como historias y reflexiones que te ayuden a ver por qué
funcionan.
Conoce a tu audiencia. Puede sonar obvio, pero no hay nada peor que hablar sobre algo
que no le importa a la gente que tienes enfrente. Recuerdo una conferencia en la que, justo
antes de empezar, decidí cambiar completamente mi enfoque al escuchar algunas
conversaciones previas. Estaba preparado para hablar sobre estadísticas, pero opté por
contar historias personales que ilustraban los mismos puntos. El resultado fue una audiencia
mucho más comprometida y atenta. ¡Y, por supuesto, ninguna cabeza cayó al sueño!
Usa el humor. No hay nada como una buena broma (o incluso una mala) para romper el
hielo. La risa relaja a las personas, las hace sentirse más conectadas contigo y, lo más
importante, hace que recuerden tu mensaje. Una vez, en una conferencia, comencé
diciendo: «Me pidieron que les hablara sobre inteligencia artificial… pero mi esposa dice
que primero debería dominar la inteligencia humana». Una risa generalizada recorrió la sala
y me gané a la audiencia desde el principio.
Crea una narrativa. Las personas adoran las historias. Estamos diseñados para
conectarnos con las narrativas, no con los datos fríos. Piensa en cualquier gran discurso que
recuerdes. ¿Había una historia detrás? Seguro que sí. Yo siempre trato de contar una
historia que tenga un principio, un desarrollo y un final, algo que los oyentes puedan seguir
y que los mantenga interesados.
Involucra al público. Hacer preguntas, pedir opiniones, incluso solicitar una muestra de
manos, puede cambiar por completo la dinámica de una presentación. En una conferencia
reciente, estaba hablando sobre la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo.
En lugar de simplemente explicarlo, pregunté: «¿Quién aquí cree que el liderazgo se trata
más de habilidades técnicas que de habilidades emocionales?» La respuesta fue dividida, lo
que abrió un espacio para una discusión rica y significativa.
Varía tu tono y ritmo. Si hablas todo el tiempo con el mismo tono y ritmo, es probable que
tu audiencia se desconecte. Recuerdo a un conferencista que hablaba como si estuviera
narrando una guía telefónica. No importa cuán relevante sea tu contenido, si no logras
mantener a la audiencia en el borde de sus asientos con variaciones en tu voz, ¡será difícil
mantenerlos despiertos!
Hablar en público es un arte, no una ciencia exacta. No existe una fórmula mágica que
funcione para todos y en todo momento. Sin embargo, lo que sí es universal es la necesidad
de ser auténtico, de conectar con la audiencia de una manera genuina y de transmitir no
solo información, sino también emociones.
Así que la próxima vez que te encuentres frente a un público, ya sea pequeño o grande,
recuerda: lo importante no es solo lo que dices, sino cómo lo dices. ¿Estás listo para captar
la atención y dejar una huella imborrable? Estoy seguro de que sí. Y si alguna vez necesitas
un consejo adicional, no dudes en buscarme. ¡Nos vemos en el escenario!
AUTOR – CONFERENCISTA DE FELICIDAD, BIENESTAR, CAMBIO Y CULTURA ORGANIZACIONAL, FUNDADOR DE ESCUELA PARA SER FELIZ
FELIPE BUITRAGO
¿Alguna vez te has sentido como si estuvieras atrapado en un pantano, sin poder avanzar en tu carrera? Si es así, no estás solo. Muchas