
Lograste un ascenso, cerraste un buen negocio o recibiste un reconocimiento, pero en lugar de sentirte orgulloso, una voz en tu cabeza te dice: “Fue suerte”, “No es para tanto” o “En cualquier momento se van a dar cuenta de que no eres tan bueno”.
Si te suena familiar, bienvenido al club. Se llama síndrome del impostor, y aunque no lo creas, hasta las personas más exitosas lo han experimentado.
Es esa sensación constante de no ser lo suficientemente capaz, de pensar que tu éxito se debe a factores externos y de vivir con el miedo de que alguien descubra que «no mereces» estar donde estás.
Pero aquí está la verdad: no eres un fraude, tu mente te está jugando una mala pasada.
El síndrome del impostor no aparece porque te falten habilidades, sino por un problema de percepción. Es una distorsión en la forma en que te ves a ti mismo.
La sociedad nos ha enseñado que el éxito es para los “extraordinarios”, y como tú te conoces con todas tus dudas y defectos, piensas que no encajas en esa categoría. Lo curioso es que, mientras tú dudas de ti, los demás te ven como alguien seguro y capaz.
El miedo al fracaso y la comparación constante con otros solo alimentan esta sensación. Creemos que los demás tienen todo bajo control, pero la realidad es que casi todos están improvisando en algún nivel.
La clave no es «sentirte» más capaz, sino aceptar que el éxito no significa saberlo todo. Incluso los expertos siguen aprendiendo y equivocándose.
Empieza por reconocer tus logros. No minimices lo que has conseguido ni lo atribuyas solo a la suerte. Recuerda que si llegaste hasta aquí, algo hiciste bien.
También, deja de compararte con los demás. En lugar de mirar su éxito como una vara de medición, úsalo como inspiración. Cada persona tiene su propio camino y sus propios miedos, aunque no los muestre.
El síndrome del impostor no desaparece de la noche a la mañana, pero cada vez que lo desafías, pierde poder sobre ti.
AUTOR – CONFERENCISTA DE FELICIDAD, BIENESTAR, CAMBIO Y CULTURA ORGANIZACIONAL, FUNDADOR DE ESCUELA PARA SER FELIZ
FELIPE BUITRAGO
¿Por qué la felicidad siempre parece estar un paso adelante? Nos han hecho creer que la felicidad es algo que se alcanza cuando logramos ciertas